Buenos recuerdos, aquellos que se nos vienen a la cabeza al pensar en esta etapa educativa.
Etapa educativa que marca el comienzo de la formación personal, social e intelectual de niños y niñas con ese inagotable afán por aprender y descubrir cosas nuevas.
Descubrir cosas nuevas a partir de la motivación incentivada por esa maestra cariñosa, dulce, inteligente, entregada a sus alumnos. Una sonrisa en la boca aparece al recordarla.
Recordar esos juegos, trabajos, fichas, manualidades, obras. Aprender jugando era el principal objetivo de esta etapa.
Y colores, muchos colores. Plastidecor, lápices, pintura, pósters, caretas, disfraces, punzones, pegatinas, purpurina. Creatividad.
Obras de arte diarias. En papel, en el suelo y hasta en el mismo cielo. La magia de la imaginación que desborda de cada uno de los niños entregados con la tarea. Se esfuerzan, se ayudan y siempre lo intentan.
Intentar recordar todo aquello que aprendimos es prácticamente imposible. Todo era nuevo y fascinante. Formidables lecciones que ya nunca olvidaremos, establecidas como la base de nuestro conocimiento y que se dejan ver a través de lo que ahora somos.
En definitiva, buenos recuerdos, aquellos que se nos vienen a la cabeza al pensar en esta etapa educativa.
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